El ácido hialurónico que tenemos en nuestro organismo de forma natural tiene una función de hidratación muy importante, pero también cumple otras funciones como la lubrificación, el soporte de las células y posee propiedades antivirales. En los tratamientos de medicina estética, se utiliza principalmente para aprovechar su capacidad de hidratar y rellenar.

 

Hidratación y Mesoterapia

En muchos tratamientos faciales, se utiliza ácido hialurónico para hidratar la piel. Uno de los tratamientos más conocidos es la mesoterapia, que consiste en inyectar pequeñas cantidades de ácido hialurónico en la piel de la cara, cuello, escote o manos con una aguja muy fina. La mesoterapia puede administrarse de forma única o combinada con aminoácidos, vitaminas o antioxidantes, y en diferentes concentraciones según el objetivo del tratamiento. El protocolo habitual es de tres sesiones espaciadas un mes.

 

Relleno y Reticulación

Además de la mesoterapia, el ácido hialurónico se utiliza como material de relleno en medicina estética. Este uso requiere un proceso de reticulación, que alarga la duración del producto. La reticulación permite obtener distintos tipos de ácido hialurónico, algunos más suaves y otros más consistentes, con duraciones que van desde meses hasta más de un año.

 

Skinboosters

Uno de los productos con menos reticulación son los Skinboosters. Estos se aplican en forma de pequeñas inyecciones en la piel para mejorar su calidad e hidratación, teniendo un efecto más prolongado que la mesoterapia. Los Skinboosters pueden durar entre 3 y 9 meses, dependiendo de sus características. El protocolo habitual es de tres sesiones espaciadas un mes.

 

Hidratación de la Zona Íntima

El ácido hialurónico también se utiliza para la hidratación de la zona íntima, proporcionando beneficios similares a los observados en el tratamiento facial. Este uso del ácido hialurónico ayuda a mejorar la comodidad y la salud de la piel en áreas sensibles.

 

Relleno Facial

El uso más común en medicina estética es el relleno facial. Los rellenos faciales con ácido hialurónico varían en concentración y grado de reticulación. Se utilizan para tratar arrugas y surcos, como el surco nasogeniano y las líneas de marioneta, así como para embellecer estructuras faciales como el labio, el mentón o el perfil de la nariz. Además, el ácido hialurónico puede mejorar el aspecto de las ojeras hundidas y rejuvenecer el rostro de manera global, reposicionando las estructuras faciales que han perdido tonicidad con el tiempo.

En resumen, el ácido hialurónico se utiliza en medicina estética para hidratar, rellenar y rejuvenecer la piel, ofreciendo soluciones efectivas y seguras para diversas necesidades estéticas.